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El Sónar cruzó el océano, dejando memorias llena de fotogramas y sonoridades

El pasado sábado 5 de octubre se celebró la primera edición del renombrado festival Sónar. Una larga espera de más de 365 días desde el momento que fue anunciado hasta que finalmente, fue realizado. Una larga espera cuyos frutos fueron saboreados, disfrutados, bailados y recordados.

El día comenzaba con buen pie y comprometido con una agenda perfectamente organizada. A las 2 de la tarde se abrirían las puertas del Parque Bicentenario, así como también se abriría un portal multisensorial, pues este sería un día lleno de presentaciones de primer nivel. El clima idóneo y perfecto era el cómplice ideal a que el festival fuese un éxito.

El espectáculo contaba con tres escenarios impregnados con la calidad que suele tener el mismo en todas sus presentaciones además de un sonido nítido casi palpable, ideal para un audiófilo. Fue así nuestro primer encuentro con Sónar Dome, en donde pudimos presenciar en todo su esplendor el talento local, bandas como Machino, LAO, Pijamaboy y Andre VII.

El escenario asemejaba a un domo, apenas nos adentramos pudimos reconocer la intención de los organizadores. Un espacio que te hiciera sentir al aire libre mientras te brindaba la mejor experiencia de sumersión auditiva y un “look muy europeo”, como las raíces del Sónar.

Siguiendo nuestro recorrido llegamos al segundo escenario, Sónar Lab, donde se presentaron artistas emergentes de diversos géneros, un gran abanico musical que iba desde lo más intenso y oscuro del trip hop hasta el techno cuya naturaleza estaba repleto de notas ácidas.

Una conjunción de artistas entre los que debemos destacar a Daniel Avery, DJ y productor británico, residente del legendario club londinense fabric. Contamos también con la avasallante presencia de la talentosa Charlotte De Witte, demostrando una vez más porque pertenece a la élite del techno. que para muchos es una artista emergente y para otros una estrella en expansión.

Su presentación dejó al público ambicionando más beats, más ritmos y más sonidos sincopados. Sus melodías acompañadas del toque del acid techno fue lo más esperado por muchos y no decepcionó, fue el abreboca perfecto para quienes cerrarían el Sónar Lab. Los talentosos mexicanos de Zombies in Miami deleitaron a su público con una presentación del más alto nivel.

Finalmente llegamos al tercer escenario, cuya presencia nos rememora la esencia de la velada y frente a un gran escenario, este contaba con una estructura externa que podría haber tenido una superficie de 300 metros de largo por 50 de ancho.

Una vez dentro del mismo, su sonido envolvente nos permitía disfrutar de la música y nos transportaba a otro momento, a otro espacio. Una experiencia que se tatúa en el inconsciente, se hace permanente en el recuerdo y se cumple la premisa de todos los shows del Sónar, de ser una experiencia inolvidable.

El compendio de artistas y géneros musicales transmutó desde lo más synth, punk postpunk del krautrock de Badbadnotgood, pasando el rap del compositor y productor Skepta. Bailoteamos bajo los ritmos hipnóticos de Bonobo quién por más de una hora nos deleitó con el gender bending technique, la audiencia se entregó a las cadencias y los movimientos, el espacio fue testigo de 60 minutos de entrega total.

Acercándonos al cierre del evento, el Sónar busca despedirse por todo lo alto y cierra con el plato fuerte de la noche, junto al legendario Richie Hawtin.

Este gran DJ de renombre presenta su show CLOSE, un Live Set que estuvo perfectamente acompañado de visuales, que consistían proyecciones de un set de cámaras instaladas alrededor del artista. Estas mostraban la técnica y el lenguaje intuitivo que emplea Richie Hawtin en su presentación, nos elevó la experiencia, fuimos los testigos oculares al poder presenciar la relación entre el artista y su equipo, su simbología musical.

Sónar México resultó ser el debut ideal para todos sus asistentes, sus organizadores y sus creadores Sergi Caballero, Ricard Robles y Enric Palau, no defraudaron a nadie y el público presente estuvo a la altura de las circunstancias, nos satisface poder ser testigos de eventos de tal magnitud donde la buena organización y la calidad del evento son lo principal.

Te esperamos Sónar 2020.

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