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Richie Hawtin deslumbró en el Palacio de la Electrónica

Conocido históricamente como el recinto por excelencia para albergar eventos deportivos, el Luna Park de Buenos Aires fue el escenario ideal para que el Rey del Techno demuestre toda su vigencia durante dos noches inolvidables.

La devoción por Richie Hawtin traspasa los límites de lo conocido y sus shows suelen agotarse con anticipación en cualquier parte del globo. Muchos de sus seguidores lo consideran una especia de dios, un ser supremo de las bandejas omnipresente en cada bombo combinado con delicia. El último fin de semana, el canadiense realizó su tan esperado doblete en el mítico Luna Park donde ofreció una experiencia conceptual integradora: sonido, visuales y música dignos de un verdadero número uno.

La expectativa era gigante y el anuncio de semejante oportunidad había sido anunciada ya en octubre del año pasado, seis meses antes de la fecha señalada. La idea fue que el regreso a la Argentina de un peso pesado como Hawtin no pase desapercibido ni que tampoco su actuación se desarrolle en alguna de las trilladas locaciones de la capital. Para el, la productora Destino Arena le reservó una especie de olimpo inalcanzable para el resto de los mortales DJ. La propuesta fue arriesgada, pero no defraudó a absolutamente nadie.

Con Nina Kraviz y Fabio Florido de teloneros en el día 1, y Sama’ Abdulhadi y Seth Troxler como warm up en la noche del sábado, nada podía salir mal. El golpe certero de Richie cerrando ambas veladas a un nivel superlativo fue la frutilla del postre que todos esperaban saborear. Además, la novedad de bailar en uno de los predios con más gloria y consagración del país pegó fuerte. Los 4.500 espectadores de cada jornada experimentaron en todo momento la sensación de estar viviendo algo único e irrepetible, de alta calidad, con un sonido impecable y bien nítido. La alargada y gigantesca pantalla envolvente a espaldas de los DJs encandiló a todos los clubbers que asistieron a una lujosa disco sobrada en comodidad.

El baile multitudinario fue imparable. Los artistas secundarios hicieron su tarea y la aparición de Hawtin con sus remeras negras y fleco lacio estremeció a todos irradiando buena vibra y tracks de colección. Finas mezclas y permanentes sube-y-bajas emocionales, en una fecha que quedara plasmada en la memoria colectiva de la electrónica durante mucho tiempo. Es que nadie ya podrá olvidar como esa especie de dios bajó a la tierra a contar que música se escucha en el más allá.

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