La música, esa que abre mentes, despierta el alma y traspasa fronteras, tuvo su cita el viernes 17 de Febrero con el alucinante Productor y DJ Acid Pauli, en el Lado A de Niceto Club, una producción en conjunto de Omnia y Unnamed.
Es cierto que hay muchos factores que implican en elaboración de una noche mágica, distinta a las demás: el espíritu de la gente, la cordialidad de la seguridad, las luces, las visuales, el sonido, la rapidez en las barras, la comodidad e higiene de los baños, y algunos detalles más que suman en el producto final.
Pero hay uno que altera todos los demás: es la selección musical en conjunto con la calidad de imaginación por parte de quien maneje las bandejas esa noche, es quien va al volante, sin él todo lo demás se cae. Y en esta oportunidad el viaje no pudo estar mejor comandado.
La apertura estuvo a cargo de Mauro Mart, con un sonido cálido y por momentos silvestre, fue creando una atmósfera perfecta para dar comienzo a una noche que, cómo ya les contamos, será recordada como distinta.
Luego fue el turno de Luciano Lozz, un ritmo más energético que fue disminuyendo con el paso de los minutos, pero que le dejó una pista ardiente al alemán Martin Gretschmann, conocido en la escena como Acid Pauli.
Cerca de las 3:30 horas la noche era envuelta de mística. Todo es una sorpresa cuando alguien disfruta de la música y no se pone fronteras para realizar su set. Así fue de punta a punta una noche gala, donde las emociones eran provocadas por la profundidad de los sonidos.
Uno de los temas más escuchados durante este último tiempo es de su autoría, ‘Nana’, que recorrió el mundo de la mano de grandes artistas como Jonh Digweed y Hernán Cattaneo, también se hizo presente y fue uno de los puntos altos de la noche.
Hubo otros dos momentos que harán eco hasta su retorno a tierras argentinas:
El primero tiene que ver con una versión de ‘Sí se calla el cantor’ de Horacio Guarany, mostrando su interés y estudio por la música autóctona junto con su gran versatilidad para llevarnos de un lado a otro.
El segundo, ya para cerrar una velada romántica, sucedió abrazado a su mujer quién lo acompañaba en la cabina, mientras de fondo se escuchaba un clásico de Facundo Cabral, “No soy de aquí, ni soy de allá”.
Un final distinto, donde más de uno se fue tarareando y con el corazón contento.