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Artista del Mes: Brian Cid

Desde las azoteas tenuemente iluminadas de Brooklyn hasta las pistas de baile sagradas alrededor del mundo, la historia de Brian Cid no es una de éxito repentino, sino de una labor espiritual y deliberada. Productor, ingeniero de sonido y DJ con una visión que va mucho más allá de la cabina, ha forjado un camino basado en la profundidad sonora, la honestidad emocional y la precisión técnica, cualidades que lo han convertido en una figura singular dentro de la esfera global de la música electrónica.

Criado en un hogar donde la tecnología y la música global convivían en perfecta armonía, su padre era ingeniero en sistemas y ávido coleccionista de música, Cid estuvo expuesto desde pequeño al ritmo y a la informática. A los 12 años ya exploraba softwares como Cubase, FL Studio y Reason, construyendo mundos sonoros instintivamente, mucho antes de poner un pie en un club.

Años más tarde, trabajaría en estudios de alto nivel en Nueva York, como ingeniero de sonido para artistas como Beyoncé, Mos Def, Lady Gaga y Talib Kweli. Pero, tras bambalinas, Cid estaba construyendo algo propio. “Creé un demo de tres temas que llegó a las manos de Todd Terry, quien firmó mis primeros discos”, recuerda. El salto de ingeniero de estudio a autor de música electrónica fue rápido. Cuando los DJs comenzaron a tocar sus pistas en vivo y lo invitaron a ver la reacción del público, Cid vio su camino con claridad: “Ver a la gente enloquecer con mi música fue un momento definitorio. Supe que quería ser yo quien pusiera los discos.”

Aprendió a pinchar de forma autodidacta y pronto comenzó a hacerse un nombre en la escena de clubes neoyorquina, con presentaciones en lugares como Cielo, Pacha, Output, Verboten y Sankeys. Su sonido —una fusión profunda de melodías envolventes, grooves latinos y una producción nítida— fue comparado tempranamente con figuras como Chus & Ceballos y Oscar G, aunque su visión iba más allá, hacia lo introspectivo y lo trascendental.

Su gran oportunidad llegó temprano: una gira mundial de 17 ciudades, tan solo un año y medio después de sus primeras actuaciones como DJ. El itinerario incluyó tres continentes y una peregrinación a Burning Man. “Visto en retrospectiva, es como un sueño”, dice. “Pero sentí que estaba entrando en algo emocionante y con sentido.” La resonancia de sus producciones —a través de culturas, zonas horarias e idiomas— cimentó uno de los temas centrales en la vida de Cid: la conexión a través de la vibración.

Esta filosofía está presente en cada rincón de su obra. Sus pistas, ya sea dentro del progressive house, el melodic techno, o estilos más groove, funcionan como diarios sonoros, cada uno una marca de tiempo de una experiencia personal. “Mi música refleja recuerdos, ideas y sueños… expresados a través del sonido y el ritmo”, explica. “Creo música para mí mismo, para sentirme completo al expresar mis verdaderas emociones.”

Su oído meticuloso, perfeccionado por años en estudio, alimenta sus sets como DJ, donde cada frecuencia está calibrada con intención. “Un gran set ocurre cuando siento la energía de la sala y se la devuelvo amplificada”, dice. “Hay una intención espiritual detrás—trabajando de fondo, elevando inconscientemente a las personas mediante vibraciones.” Para Cid, la música no es solo entretenimiento, sino una herramienta de sanación, un canal de transformación. “En la pista de baile, quiero ver lágrimas de esperanza, gratitud y conexión. La música debería recordarnos que somos afortunados de estar aquí.”

Esta visión holística de la música se extiende a su sello, Endangered. Fundado como plataforma y filosofía, nació para apoyar a artistas que crean con alma y propósito. Aquellos que se atreven a romper los límites en nombre de algo más grande. “Es una experiencia multisensorial”, explica. “Endangered es un estilo de vida—donde solo sobrevive lo mejor.”

La misión del sello va más allá de lanzar discos. Con eventos cuidadosamente curados, showcases inmersivos y una visión a largo plazo aún en desarrollo, Endangered está evolucionando como un vehículo cultural. “Estamos trabajando en algo grande”, adelanta. “Durante el próximo año, empezarán a ver de qué se trata realmente Endangered y por qué es tan poderoso.”

Aun con una carrera que lo ha llevado a más de 40 países y a algunos de los lugares más icónicos del mundo, Brian se mantiene fiel a su intención original: expresarse con autenticidad. “Uno de mis momentos más destacados fue tocar más de 8 horas de música original mía para miles de personas, manteniéndolas conectadas toda la noche”, compartió. “He desarrollado una identidad sonora distinta que ofrece a la gente una experiencia única.”

Y esa identidad sigue expandiéndose. En sus más recientes producciones, Cid está abrazando paletas más funky y con tintes de jazz —todavía oscuras, todavía espirituales, pero con un pulso más festivo, hecho para la pista. “Se viene una vibra más groovera, más ecléctica”, dice. “Con profundidad, pero con más alegría.”

A medida que Brian Cid entra en esta nueva etapa, su mensaje permanece intacto: transformación a través de la frecuencia, unidad a través del sonido. “Todo lo que hago tiene que ver con brindar momentos significativos”, concluye. “Recordarle a la gente que todo está bien, que todos tenemos dentro de nosotros el poder de convertirnos en lo que queremos ser.”

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