En medio de la lluvia la ciudad de Medellín fue testigo de uno de los eventos más esperados por los amantes del techno y la música alternativa el pasado 28 de septiembre. A continuación revivimos el momento contigo.
La luz del sol va cayendo y el ritmo de los beats va aumentando. Los reflectores blancos de la tarima se tornan color púrpura, pintan la piel de los asistentes y estos calientan sus cuerpos bailando al ritmo de algún saxo house.
Las composiciones electrónicas con dicho instrumento de aire son las ideales para empezar un set; evocan al nightlife playero, a las tardes de verano, inspiran relajación y producen placer.
Isabella Roldán y Dolby Digital me logran hipnotizar y termino bailando frente a la tarima. Empieza a sonar el hit ‘The Weekend’ de Michael Gray y los que estamos ahí ya tenemos las manos arriba. Nuestro fin de semana ya comenzó.
La cónsola reproduce por los parlantes ‘I can’t wait for the weekend to begin…’ y todos nos movemos. El sudor empieza a brotar de nuestros poros y el alcohol nos hace sentir más animados. Sabemos que la lluvia viene, y la noche también.
El BreakFest ya cuenta con cinco ediciones reuniendo a melómanos y fanáticos de la música en general en la ciudad de Medellín. Artistas de la talla de Julian Casablancas, Paul Kalkbrenner o Claptone han sido los protagonistas en otras oportunidades.
Para este sexto año el festival que hace “rugir las montañas del Valle de Aburrá” decidió traer a Derrick May desde Detroit, al productor holandés Fatima Yamaha, a Richie Hawtin como artista principal y a Crazy P, quienes crearon un set especial en Reino Unido para ser tocado en este mítico bosque electrónico que decidieron recrear para esta nueva edición.
Son las ocho de la noche del viernes 28 de septiembre. La cantidad de gente que hace solo horas salió de sus trabajos estaban reuniéndose frente a una tarima casi escondida entre los árboles, y hacen que los que los que ya estábamos ahí desde las cinco empezáramos a bailar más cerca.
Ya no suena saxo house, suena techno. Escuchamos los mashups entre una canción y otra, Crazy P empieza su show y la lluvia lo acompaña. Todos nos acompañamos, vamos a la velocidad que marcan los tempos.
El grupo británico nos pasea entre luces y visuales con gráficos de líneas mientras reproduce su deep house y downtempo, dejando así el terreno listo para su sucesor: Fatima Yamaha, quien se monta en la tarima mientras la multitud aumenta su emoción y los árboles escupen cortinas de humo dispuestas para los momentos en los que el clímax llega a su mayor punto.
Bas Bron, conocido también como Fatima Yamaha, es un productor y Dj holandés que ha estado en el spotlight de la música electrónica gracias a hits como ‘Araya’ o ‘What’s a girl to do?’. Bron, quien se ha presentado en Boiler Room, ya ha tenido varios sold outs en los últimos dos años y esta sería su primera vez tocando en la capital del Departamento de Antioquia.
Con un set de electropop lleno de colores, el intérprete de ‘You’ve got my love’ va acercándose a un ritmo más pesado mientras las pantallas proyectan visuales psicodélicos. La lluvia parece ser una invitada más, pues tal como todos los que estábamos ahí, llegó a ese espacio del Parque Norte de Medellín para no irse hasta bien entrada la madrugada.
La noche avanza y la energía sigue, el sudor se mezcla con el diluvio y en el mainstage Richie Hawtin aparece entre luces azules que dejan ver claro dos cosas: el BreakFest está terminando y la energía sigue intacta. La multitud crece, las pantallas de los celulares empiezan a aparecer por todos lados y Plastikman empieza su juego de seducción y minimalismo.
El ahora residente de Berlín se presentó con un set lleno de sonidos experimentales y un despliegue de luces impresionante que iluminó hasta las nubes. La multitud enloquece, todos aplauden, se mueven al ritmo de la música y la lluvia cae sin cesar, casi como un efecto especial más.
Son casi las tres de la madrugada, los beats retumban, Hawtin hace su magia y todos estamos excitados. Tenemos a uno de los más importantes exponentes del techno frente a nosotros, una lluvia que lo hace ver todo más onírico y un “breakfast” bien servido.