De vez en cuando, una rara ocurrencia empuja la realidad de la música electrónica a trascender. Un vistazo a un éxtasis sonoro que inspira y alimenta el alma. Y el pasado sábado 11 de febrero, Eric Prydz entregó precisamente eso.
Crédito de las fotos: Mariano Lugones / BAN TALENT / Mandarine Park
Presentado por BAN Talent, en su primera aparición en la ciudad eléctrica de Buenos Aires debido a un conocido miedo a volar, Prydz sació una sed que había estado desatendida durante demasiado tiempo. En un evento sin igual, la superestrella sueca elevó el listón a alturas sin precedentes con un impactante espectáculo audiovisual que sin duda lo posiciona a años luz del resto.
En un Mandarine Park repleto, una pista de baile candente elevó las abrasadoras temperaturas del verano argentino al son de la bienvenida propuesta por Mariano Mellino. Equilibrando gracia y el potencia pura, el incondicional de Sudbeat mezcló ritmos con toques de colores irresistibles mientras todos encontraban sus lugares, se reunían con amigos y salían a las barras en lo que sería una noche verdaderamente inolvidable.
A las 2 AM, como dictaba el cronograma, Mellino entregó una multitud efervescente que rebosaba de anticipación. Después de un breve interludio que solo hizo crecer el deseo, era hora de que Eric Prydz tomara el control.
Con una reputación de clase mundial, la carrera siempre ecléctica de Prdyz ha visto al productor sueco imaginar innumerables éxitos que cubren una amplia gama de sonidos y estilos. Desde la sensación cross-over que fue “Call On Me”, hasta su tentador “Opus”, Prydz nunca ha sido de los que se alejan de la experimentación, empujando los límites más allá y desafiando las expectativas en su forma única.
Más que un set que abarca toda una carrera, Eric Prydz entregó la mejor experiencia de clubbing posible. Un gigantesco viaje audiovisual que estimula los sentidos con una imparable montaña rusa de creación propia. Como una cascada interminable de energía, el artista brilló a través de ondulantes líneas de bajo, líneas ácidas y algunas de las melodías más impresionantes que Buenos Aires haya presenciado jamás. Desde Pryda hasta Cirez D y edits destacados, incluidas sus versiones de “Flashback” de Calvin Harris, “CamelPhat & Cristoph ft. Jem Cooke – Breathe”, y un tributo alucinante a el fallecido Maxi Jazz y Faithless, Prydz nos llevó a tierras prometidas con una clase magistral para los libros de historia.
Envuelto detrás de un mar de paneles LED, Eric se convirtió en un espectáculo de un solo hombre. Sin VIP detrás de él, sin influencers, sin postureo. Solo un hombre con una narrativa progresiva, detrás de visiones distópicas, tormentas eléctricas, amaneceres paradisíacos, y un tapiz interminable de mundos entrelazados de alto brillo que coexistieron en una entropía magnífica que solo unos pocos habían visto antes.
En una escena sobreestimulada que parece deleitarse convirtiéndose en una copia de una copia de una copia, estas son las noches por las que vivimos. Por eso nos convertimos en clubbers. Es por eso que amamos la música electrónica de baile en su hermosa esencia. Estas son las noches que unen; convierten a los asistentes primerizos en fanáticos devotos; las noches que empujan a los niños nuevos detrás de las bandejas; las noches que estimulan a los DJ a converitrse narradores de historias y las noches que empujan a los productores a volver al estudio en busca de algo más. Estas son las noches que llevan adelante la música electrónica.
Un agradecimiento especial a BAN Talent y al magnífico público de Buenos Aires por un evento que la ciudad nunca olvidará.