La disco EsVedrâ (ex MOD), ubicada en San Telmo a pocas cuadras de la Casa Rosada, se consolida en la escena electrónica porteña como la alternativa de escape a los grandes osos de la noche capitalina como The Bow, Niceto, Crobar o Under.
El pasado sábado 18 de agosto, artistas argentinos de renombre dieron forma a una noche de variada música electrónica, pasando por el techno, el minimal y el house. En lo que ya era el Día del Niño, el público presente se deleitó primero con las bombas ejecutadas por Bodeler, quien puso en funcionamiento su clásica maquinita con engranajes musicales muy aceitados e hizo que el inicio de la fiesta fuera súper bailable y entretenido.
Luego, Ariel Rodz utilizó toda su experiencia a la hora de hacer mover a la gente y a través de mucho golpe y melodías apuntó a un solo objetivo: desenfrenar cada vez más el baile sobre la calle Balcarce.
Al término de lo que pareció una sana guerra de warm ups entre Bodeler y Rodz, apareció en escena Nicolas Bunge, una de las últimas revelaciones de la escena electrónica vernácula. Duro y misterioso, llenó la pista de groove y sonidos graves que sometieron a los clubbers a seguir bailando con la misma energía e intensidad propuesta por sus antecesores, logrando una inercia envidiable.
Lo de Bunge fue palo y palo sin descanso, con prolijas mezclas bien ensambladas hasta el amanecer. Está claro que Buenos Aires aloja grandes discos con Djs internacionales en sus marquesinas, pero también ofrece potables alternativas para divertirse con música de primer nivel. EsVedrâ asoma fuertemente en ese grupo.
