Una vez más, Hernán Cattáneo volvió a brillar bajo el sol en el corazón de su Buenos Aires querido. Bajo el imponente marco del Campo Argentino de Polo, el reconocido DJ y productor hizo vibrar a 18,000 almas durante 7 horas en una experiencia inolvidable como lo ha sido cada ‘Sunsetstrip’.
Hacía ya un año desde la última vez que el productor argentino se había presentado en su ciudad natal, y la excitación ya era palpable, inclusive varios días antes, con anuncios de un evento incomparable que ya se encontraba sold-out semanas antes de la fecha. Ni el agobiante verano en la ciudad porteña iba a incomodar a miles de clubbers, listos para bailar durante horas al aire libre. Para la tarde, ya no quedaba ni una nube en el cielo, como si el clima mismo supiese que estaba frente a una fecha especial.
Llegando al predio ya se podía escuchar a una multitud esperando para ingresar, llena de expectativas y ganas de pasar un buen rato. El acceso fue limpio y prolijo, algo que debemos destacar, ante la gran cantidad de gente que se hizo presente en la puerta del campo. Al ingresar, gente de la productora Buena recibía a los presentes con botellas de agua, y habilitó puestos de hidratación, para asegurarse de que las altas temperaturas no fueran un inconveniente para nadie.
Ya faltando pocos metros para llegar al campo se podía escuchar una mezcla de tracks que lleva sello propio. Esa mano que es reconocible sin necesidad de ver al dueño que la mueve. La figura de Hernán se movía con temple y experiencia sobre el escenario, mientras era bañada por los rayos de sol. Tranquilo, y sin apuro, sabiendo exactamente cuál era su destino. El escenario, si bien se erguía imponente, se mostraba simple a la misma vez, recordando a los escenarios de clásicas bandas de rock, como aquellos vistos en varios actos de clase mundial como Rolling Stones o Pink Floyd, algo que no debería ser tomado como una mera coincidencia, dado el fanatismo del DJ por la música de aquella época. Algo que también se pudo apreciar a lo largo de su set, el cual contó con reversiones de clásicos como ‘Wish You Were Here’, o el nostálgico final con la voz del ‘Lizard King’, Jim Morrison.
Musicalmente hablando, el set fue un hermoso recorrido por la historia y el presente de Hernán. Durante siete horas, una congregación de miles vibro alto con cortes originales de algunos de los productores más distinguidos del progressive y reworks de gigantes del pop, incluyendo a Billie Eilish y Gorillaz. Desde downtempo, pasando por house y desembocando en un final a puro progressive y sus vetas más oscuras, Hernán tejió un set memorable que fue subiendo en intensidad con cada paso que daba el sol hacia el horizonte.
Llegada la noche, el escenario paso al frente para un impactante juego de luces y visuales, convirtiendo el Campo Argentino de Polo en una verdadera discoteca, recordando las presentaciones nocturnas de Cattáneo. Tomados de la mano, Hernán y ese mar de almas fueron abriéndose paso por las estrellas con hermosas bajadas que cautivaron la imaginación; abriéndose paso para convertir la noche en uno de esos recuerdos que tanto atesora cualquiera que haya tenido la oportunidad de bailar con la música de un verdadero maestro.