Reviviendo el cénit del progressive house.
Es bastante difícil traspasar los límites en estos días. Las fronteras se han difuminado con el tiempo, y reconocer el futuro cuando estamos a sus puertas no siempre es tan simple como uno podría imaginar. Pero, aun así, hay algunos momentos muy especiales, atrapados para siempre en el tiempo, en los que el rincón de nuestra vista ofrece un viaje comunitario hacia un portal estelar. Esto es lo que ofreció Hernán Cattáneo y su ‘Future Memories’ en el teatro Gran Rex (BUENA Produtora). Un vistazo al futuro, fragmentado por el pasado, solo para reescribirse como nueva historia.
A lo largo de cuatro actos fascinantes, el maestro argentino tomó el centro del escenario y lo hizo suyo, acompañado por los incondicionales e ilimitados Baunder y Oliverio Sofia de Soundexile, una rara trifecta que ha sido responsable de la producción de más de 100 tracks de music electrónica, dando forma en gran medida al sonido que nosotros ahora conocido como progressive house. En lo que es una primicia para Cattáneo (56), el reconocido selector tomó una figura diferente para la noche, de pie, cubierto por una gabardina larga estilo Matrix. Esta vez no hubo CDJs. Una máquina de ritmo para presentaciones en vivo Roland TR8 y una computadora tomaron su lugar, mientras Hernán salió de su zona de confort habitual, sabiendo que es la única manera de dar un paso hacia el futuro, una vez más. Un acto de fe, sostenido por una notable historia como un legendario tastemaker, habiendo resplandecido en los años dorados del progressive y la música rave.
No hace mucho, en la música electrónica de baile, ‘progressive’ era más que un género determinado por una paleta de sonido particular y progresiones de acordes dentro de un rango de bpm que oscilaba en la marca de 120. Fue una aventura sin límites que cautivó la imaginación al conducirla hacia el futuro. Otorgaba al oyente la capacidad de viajar sin moverse, sumergiendo la mente (y el alma) en llanuras inexploradas. El sonido del mañana. Desafortunadamente, la mayor parte del progressive house en estos días no ha estado demasiado interesado en descubrir lo que hay más allá. Pero eso es exactamente lo que hizo que este show en particular fuera tan especial.
Abriendo el primer acto con la siempre hermosa ‘Glide’ (uno de los highlights de ‘SunsetStrip’), ‘El Maestro’ estableció controles para el corazón del sol, con los sintetizadores analógicos de Soundexile que se arremolinaron, secuenciaron y aullaron en las formas más cautivadoras. Para la tercera pista, ya estábamos a kilómetros de casa. Navegando a una velocidad y energía de alto octanaje que recordaban aquellos sets cuando la superestrella mundial era aun una fuerza floreciente y la música hecha por los productores todavía tenía el delirio de los rave days corriendo por sus venas, Cattáneo y sus colegas crearon visiones únicas (incluidas interpretaciones de ‘Flare’ y ‘Polymath’), trayendo fragmentos del pasado al futuro y, por lo tanto, el futuro al pasado.
Dividido por reflexiones y pensamientos, cada acto incorporó nuevos elementos, adentrándose profundamente en la madriguera del conejo. Para el segundo acto, Hernán invitó al escenario a Mariano Mellino, quien impulsó ‘Lotus’ hacia adelante con una actuación eléctrica detrás del hang drum, abriendo un portal a las tierras del este detrás de las arenas. A medida que avanzaba la noche con temas como ‘Into The Edge’, un extracto quirúrgico de una entrevista con el Dr. Robert Lustig que explicaba las diferencias entre la felicidad y el placer resonó en la cámara de conciertos del Gran Rex y nos envió a lo más profundo de nosotros. En un viaje introspectivo.
Pero antes de que la profundidad se convierta en oscuridad, regresamos a la superficie, justo cuando la mente comienza a hundirse. Una hermosa sirena, llamando, estirando su mano, empujándonos hacia la luz. Es el cálido abrazo encarnado por la voz de la deslumbrante Paula OS. Ahora, con Emiliano Folgar (la mitad de Interaxxis) detrás de una batería electrónica, el colectivo se adentra en visiones futuras inspiradas en el break mientras recorren canciones como ‘Riverflow’ y ‘Blacklight’.
Pronto, las cortinas rojas del Gran Rex vienen llamando por primera vez, mientras que una hermosa exhibición de luces ilumina la recámara. Miles de partículas de luz se balancean sincronizadas por toda la sala antes de que el trío principal regrese para un bis muy esperado. Con una energía palpable, desatan el poderoso ‘Astron’, conocido por causar estragos en las pistas de baile más decoradas del mundo, seguido de la encantadora exuberancia de ‘Altair’, una verdadera joya progresiva. Y, dado que cada historia necesita un final adecuado, es solamente lógico que Cattáneo y Soundexile eligieran cerrar ‘Future Memories’ con el acertadamente titulado ‘Wind Down’, un cable burbujeante y delicioso a la Tierra que nos llevaría a todos de regreso a casa.
‘Future Memories’ es algo más que una colección de canciones que encontramos mientras hurgamos en el catálogo de Cattáneo. Estos no son los recuerdos de una carrera brillante cargada de nostalgia, sino algo mucho más precioso. Estas son visiones de un pasado futuro. Son posibilidades infinitas que iluminan el lugar donde lo que fue y lo que podría haber sido se unieron en uno. Un lugar atrapado en el tiempo, donde las nociones de pasado, presente y futuro se vuelven irrelevantes. Un momento que definirá redefinirá su carrera (una vez más) y que, con suerte, nos inspirará a más de nosotros a buscar más allá de lo que ven los ojos y dar forma a nuestro mañana.