En la oficina de turismo reconocen que se trata de un caso poco probable.
Autoridades de las Islas Baleares estiman que los locales de baile y clubes de la zona no podrán recuperar su actividad este año. Sin embargo, hay mayor viabilidad en los casos de aquellos establecimientos que solo ofrecen música y sus clientes pueden permanecer sentados, solo si se cumplen con condiciones sanitarias muy estrictas y si se reducen las horas de apertura.
La reacción de los emprendedores en este sector fue inmediata. El lunes pasado celebraron una asamblea en la sede de la asociación de empleadores CAEB, en la que se acordó preparar un documento con una contraoferta al gabinete de la presidenta del Gobierno de las Islas Baleares, Francina Armengol, para permitir que la actividad se restablezca en el sector. Para ello, han diseñado una prueba piloto de aproximadamente diez días con el fin de autorizar la entrada a una cantidad de clientes que solo ocupen el 33% de la capacidad de estos negocios.
En dicho proyecto se prohibiría bailar y se instalarían sillas y mesas en las pistas de baile. Se mantendría siempre la distancia de seguridad sanitaria entre las personas y se identificaría a los clientes que acceden a las instalaciones, para luego poder hacer un seguimiento en caso de que luego se den signos de haber contraído la enfermedad COVID-19. El sector también propuso que las empresas de riesgo laboral evalúen la situación de cada establecimiento para garantizar la salud de sus empleados.
El objetivo es que esta fase se mantenga desde el 21 de junio hasta el 1 de julio y, a partir de ahí, se recupere la plena normalidad en el sector, pero manteniendo medidas básicas de seguridad sanitaria en cuanto a distancias sociales o uso de máscaras en áreas donde exista una mayor proximidad entre las personas. Esta propuesta ya ha sido enviada a la Directora General de Turismo, Rosa Ana Morillo.
El temor a los empresarios de la vida nocturna radica en el hecho de que, detrás de la prohibición de actividad prevista por el Gobierno no se oculta un problema de salud, sino más bien una estrategia para cambiar el modelo, al vincular todo el sector con el exceso de turismo.
En el documento, junto con la propuesta de la prueba piloto que se envió al ministerio, se indica que el gobierno no parece confiar en el decreto-ley que aprobó el exceso de turismo para áreas como como Magaluf o Platja de Palma o Sant Antoni ni en la capacidad de las administraciones de la isla para detener los comportamientos no civiles y, por tanto, decidieron prohibir todos los negocios relacionados con la vida nocturna.
Un aspecto a tener en cuenta es que, durante la presentación de la prueba piloto para la llegada de los primeros turistas a Mallorca, que se realizó el lunes pasado, representantes de las administraciones públicas y del sector empresarial insistieron en que el objetivo para esta temporada turística marcado por el COVID-19 es para promover el turismo familiar y de calidad, en detrimento de la vida nocturna. Además, según algunos representantes del sector de hotelero, este año deberían ser selectivos con la llegada de clientes y la apertura de establecimientos.