El pasado fin de semana regresó a Argentina uno de los eventos más aclamados por los amantes de la música electrónica, el Sónar Buenos Aires 2017. Ofreciendo una propuesta musical alternativa y experimental que de a poco va sumando mas adeptos. El plato fuerte de la velada fue la presencia de Sigur Rós, banda que debutó en el país y se llevó los aplausos finales del festival.
Con un marco climático ideal, el Sónar tuvo su tercera edición en Tecnópolis, una locación perfecta y muy moderna que permitió el despliegue de tres escenarios: lab, complex y club, con ofertas musicales bien diferenciadas, pero con el denominador común de una excelente calidad de sonido y climatización ideal para hacer frente al calor del Domingo.
La tarde perfecta fue el entorno para un evento que albergó cientos de personas, donde la música no discriminó edades, ya que tanto niños como adultos pudieron reunirse y disfrutar de una experiencia sonora distinta repleta de sentimientos. Para quienes pudieron acceder al lugar desde temprano, contaron con el beneficio de evitar las filas para los distintos stands del Sónar+D.
Esta experiencia le permitió a la gente probar y manipular todo tipo de equipos como controladores, secuenciadores, cajas rítmicas, y las últimas novedades en producción. A la hora de tomar un descanso se plantearon dos sectores de esparcimiento, uno con food trucks de comidas elaboradas y otro mas relajado con un parque donde podía disfrutarse de una cerveza fresca.
El line up contó con la presencia de grandes artistas como Pantha du Prince, Gilles Peterson, Tokimonsta, Nosai Thing, C. Tangana, entre tantos otros locales e internacionales. El final esperado por la gran mayoría de los presentes, era la visita por primera vez en Argentina de Sigur Rós, una banda islandesa con más de 20 años en la escena, que dejó un live set para el recuerdo y culminó llevándose los aplausos en un cierre precioso a capella inolvidable.