El co-fundador del sello Melorama musicalizó una noche para recordar.
Crédito de la foto: Esteban Salino Tarditti
El reloj marcaba las 23:00 cuando las puertas de Fruta x Dahaus se abrían y, al mismo tiempo, Ezequiel Arias le daba al botón de play, iniciando una jornada que había prometido ser inolvidable.
Bajo el resplandor de las luces y el latido constante del bajo, Arias se alzó como el maestro de ceremonias de la noche. Con una selección musical notable y una habilidad innata para conectar con la audiencia, tejió una narrativa que cautivó a todos los presentes.
La pista se transformó en un torbellino de emociones, donde cada individuo se dejaba llevar por el ritmo. El tiempo parecía fundirse, oscilando entre la suspensión y la aceleración, mientras Ezequiel Arias nos sumergía en su universo sonoro. Desde los profundos y envolventes ritmos hasta las pulsantes melodías, el open-to-close fue un auténtico viaje que dejó una huella imborrable en cada alma presente.