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Un catalizador para el cambio: ¿Hasta qué punto deberían entrelazarse la música y la política?

Imagina que tu banda favorita tiene fecha en tu ciudad, pero inesperadamente cancelan el concierto. Decepcionante, ¿no? Massive Attack hizo eso, pero su motivo reavivó una discusión importante.

Foto de Tyler Callahan en Unsplash

La banda británica de trip-hop se retiró de su actuación prevista en Tbilisi, Georgia. No se trataba de un caso de alarmas omitidas ni de conflictos de programación, sino de una medida deliberada para protestar por la reciente represión de los derechos humanos por parte del gobierno de Georgia.

Este es el contexto: Georgia ha introducido nuevas leyes controversiales que han provocado un descontento generalizado. Una ley exige que los grupos que reciben financiación extranjera deben declararlo públicamente, lo que recuerda a las medidas punitivas de la literatura distópica. Otro apunta a manifestantes pacíficos y a la comunidad LGBTQ+. Massive Attack consideró estas medidas inaceptables. Al cancelar su actuación en un recinto propiedad del gobierno, se negaron a parecer cómplices de estas políticas.

Los conciertos generalmente se consideran celebraciones, pero actuar bajo un régimen que suprime las libertades fundamentales podría interpretarse como un respaldo a tales políticas. La decisión de Massive Attack de retirarse del concierto envía un mensaje claro: se niegan a apoyar o parecen apoyar la opresión gubernamental.

Esta acción se suma a una tendencia ya creciente en la que los artistas utilizan su influencia para resaltar las injusticias sociales. A principios de este año, Coldplay pospuso su concierto planeado en Indonesia, citando preocupaciones sobre las severas restricciones del país a los derechos LGBTQ+, aprovechando sus plataformas para abogar por el cambio.

La postura de Massive Attack amplifica la atención mundial sobre la situación política de Georgia. Plantea una pregunta esencial: ¿Deberían los músicos aprovechar su fama para defender los derechos humanos?

Con millones de fanáticos, las acciones de Massive Attack resuenan ampliamente, lo que genera reflexión y conciencia. Quizás tu, al leer esto ahora, esté más en sintonía con los problemas de Georgia debido a su postura.

Por supuesto, hay opiniones diferentes. Algunos sostienen que la música y la política deberían seguir siendo ámbitos separados. ¿Pero es factible tal separación? La música a menudo refleja realidades sociales, abarcando luchas y victorias. Los artistas, al ser seres humanos con sus propias convicciones, frecuentemente las reflejan en su trabajo. Además, en nuestro caso, la música house fue concebida como un refugio social seguro para las personas, sin tener en cuenta el color, la etnia y otras diferencias, permitiéndoles celebrar el amor y la unidad.

La decisión de Massive Attack es un recordatorio del papel influyente que pueden desempeñar los artistas en el discurso social. ¿Tomaron la decisión correcta? ¿Deberían los artistas usar sus voces para el cambio social? Compartenos tu punto de vista aquí.

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