La lluvia no cesaba. Las luces se veían reflejadas en el pavimento y desde hacía varios días Buenos Aires se encontraba pasada por agua, azotada por ráfagas de viento que golpeaban sin avisar. Pero nada de esto pareció importar a la gente que peregrinó hasta The Bow la noche de aquel sábado 15 de junio para encontrarse nuevamente con Otto Yliperttula, conocido mundialmente como Yotto, en su regreso a la “Ciudad de la Furia”.
A medida que la gente iba copando cada rincón de la pista, el dúo de residentes Max & Nim, fueron los encargados encender una flama necesaria para arropar una noche rebelde, inclemente. Con su clásico cocktail de deep, funk & tribal, fueron subiendo la temperatura de un público que ya estaba listo para una masterclass en magia.
La excitación había trepidado hasta los cielos de esta oscura noche, justo cuando llego el momento más esperado. El finlandés, dueño de una imagen magnética detrás de las bandejas, mostró una templanza nórdica en el entramado de su set y mezclas. Con una maestría forjada en los escenarios de los festivales más grandes del mundo, desde Amsterdam, a Barcelona, pasando por USA, el artista de Anjunadeep se encuentra en su mejor momento tras haber lanzado ‘Hyperfall’. Los remixes de dicho album cuenta con reversiones de nombres como Anja Schneider, Monkey Safari y Ruede Hagelstein.
Con su innata capacidad para hacer que elementos simples vayan expandiendo su tamaño a lo largo del set, Yotto desplego su envidiable catálogo musical, de tal forma que cada bajada se sentía cinematográfica, épica. Pocas veces The Bow sonó tan amplio, tan espacioso.
Gemas como ‘The One You Left Behind’, ‘Turn It Around’, ‘Walls’ y su enérgico remix de ‘I Hear This’ ocuparon ese espacio con intensidad y cautivaron a cada uno de los presentes, que estuvieron atentos a cada giro que dio esta apasionante historia.
Como una fuerza de la naturaleza, Yotto dejó su marca nuevamente. La ciudad amaneció sin luz, en paz. Quizá haya sido la calma después de la tormenta.