Durante más de tres décadas, Nick Warren ha sido mucho más que sus mezclas y ediciones. Desde sus raíces en Bristol hasta sus icónicas compilaciones, su labor como fundador de sello y, ahora, con su primer álbum en solitario “Turbulence”, su recorrido es una historia de evolución, constancia y profundidad.
Si la música electrónica tuviera una insignia al mérito de por vida, Warren la habría ganado muchas veces. Sin embargo, con “Turbulence” no suma simplemente otro reconocimiento, sino un capítulo profundamente personal dentro de una historia que lleva décadas escribiéndose.
Nacido en 1968, Warren creció en una época de intensos cruces musicales. Al crecer en Bristol durante los años 80, absorbió la fusión de reggae, dub, hip-hop, experimentación electrónica y la naciente cultura rave de la ciudad. A finales de esa década ya era DJ local, pinchando reggae e indie antes de que los sonidos house y de club se volvieran protagonistas.
Las semillas musicales de Warren se sembraron temprano: compraba vinilos desde los 12 años, siempre prefiriendo los discos a los juguetes. En una entrevista exclusiva con Electronic Groove en 2022, recordaba:
“Fui un coleccionista empedernido de vinilos desde los doce años, siempre gastando mi dinero en discos en lugar de juguetes. Mi padre también tenía discos increíbles y me presentó a pioneros de la electrónica como Jean Michel Jarre y Tangerine Dream.”
A medida que crecía, también lo hacían sus roles. Fundó junto a Jody Wisternoff el dúo Way Out West, produciendo un house progresivo melódico que conectaba tanto con el corazón como con la pista. Su encuentro con Wisternoff (mientras Warren trabajaba en una tienda de discos) derivó en sus primeros proyectos conjuntos como Sub-Version 3 y Echo. Para comienzos y mediados de los 90, Way Out West ya era el vehículo principal de su sonido: melódico, atmosférico, con vocales, gran composición, producción cuidada y sensibilidad de club. Sencillos como “Ajare” y “The Gift” trascendieron la escena underground, entrando en listas y convirtiéndose en favoritos perdurables.
Paralelamente, Warren emprendió una serie de álbumes mezclados, en especial para la colección Global Underground, que le permitieron narrar historias más amplias: retratos sonoros de ciudades, viajes musicales, momentos de peso y espacio. Estas mezclas se convirtieron en referentes del house progresivo, mientras su residencia en Cream y sus giras internacionales consolidaban su reputación.
Con el crecimiento de su carrera como DJ y compilador, Warren también se volcó en la curaduría. A través de su trabajo junto a Petra Niiranen, The Soundgarden se transformó en sello discográfico, serie de compilaciones y marca global de eventos. Creó estructuras que permitieron no solo el desarrollo de su música, sino también el de otros artistas.
Nick suele hablar de tocar lo que lo conmueve y lo que puede conmover a otros, borrando en lo posible las fronteras entre lo underground y lo mainstream.
Sería fácil para un artista de su edad y trayectoria relajarse, pero él no lo hace. Sus sesiones siguen siendo auténticos acontecimientos. Ya sea en Buenos Aires, Miami o en las largas residencias de The Soundgarden, Warren transmite atmósfera, ritmo, selección y sorpresa. Incluso fuera del escenario, su trabajo como curador, armando line-ups, seleccionando cortes inéditos o poco conocidos, equilibrando energía de club con contenido emocional, es parte de lo que lo distingue.
Y ahora llega “Turbulence”. Después de décadas, Warren da un paso adelante no solo como DJ o colaborador, sino como autor de un álbum completo bajo su propio nombre. El disco condensa todo lo aprendido: ritmo, atmósfera, el arco de la energía, el magnetismo de la melodía y los silencios entre beats. Tejiendo los hilos de su carrera, “Turbulence” no busca reinventarse, sino revelarse. Muestra aquellas partes de Warren que quizá más ansiaban expresarse: las texturas ambientales, las corrientes emocionales, la sensación de escuchar tanto hacia adentro como hacia afuera.
“Turbulence” se apoya en todo lo que ha construido: sus cajas de vinilos, las giras globales, las compilaciones, el instinto de coleccionista y el ojo del curador. Pero con este álbum, Warren hace una afirmación clara: esta vez se muestra plenamente como artista solista, no solo como DJ que interpreta música de otros, sino como creador con algo personal que decir.
“La verdad, suelo seguir mi propio instinto al producir. Es casi una mentalidad egoísta, en la que realmente no me importa si a alguien más le gusta. Las ideas que fracasan o triunfan deben ser artísticas en su origen”, explicó recientemente a EG.
La carrera de Nick Warren siempre ha tratado más sobre continuidad que sobre ruptura. El viaje que comenzó como DJ en Bristol pasó por Way Out West, giras con Massive Attack, álbumes mezclados y proyectos curatoriales, no se detiene: evoluciona. “Turbulence” es simplemente su forma más reciente: una destilación, un testimonio, una voz solista surgida de muchos roles.
La historia de Warren enseña que la música no se trata solo de los picos: no del tema más fuerte, el cartel más grande o el momento más brillante, sino de cómo uno lleva su pasado hacia adelante, cómo deja madurar su gusto y cómo construye espacios para otros mientras sigue siendo fiel a su propia expresión.
En “Turbulence”, escuchamos a un artista que ha vivido muchas vidas musicales, selector, coleccionista, curador, colaborador y que finalmente deja que todas confluyan en una declaración bajo su propio nombre. No es solo lo que hace ahora: es la suma de todo lo que fue, todo lo que creó y todo lo que sigue siendo.
Nick Warren – Turbulence ya está disponible a través de The Soundgarden. Consigue tu copia aquí.
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